Mujeres al mando

Dama del viento

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Natalia Masip es una de las pocas pilotos femeninas de velocidad que hay en el país, puntana de nacimiento y desde hace varios años se mudó a Buenos Aires, planea convertirse en la primera mujer argentina en competir en la Isla de Man.

Natalia tiene un palmarés personal bastante particular, sobre todo vinculado a las expresiones artísticas y culturales que poco se relacionan con las motos. «La historia comienza hace rato, cuando allá por el año 1995 dejo el Teatro Colón -era bailarina becada durante los últimos cuatro años de su carrera-, tocaba el piano, enseñaba francés, danza contemporánea, tango, etc. como quien dice de la ‘escuela de señoritas'».

«Luego de esa etapa empiezo a correr en karting de alquiler, escapándome de mis viejos, porque no podía conseguir dinero para competir ya que nadie sabía nada. Me empieza a ir bien, ganaba carreras muy seguido y me llaman para ofrecerme correr en varios lados. Comienzo a correr en autos, siempre me gustaron las motos pero como yo vengo de San Luis allá se corría motocross o nada, porque no había motociclismo de velocidad. Si bien el motocross me gustaba, practiqué un poco durante un tiempo, a mí me gustaba más la dinámica que daba la velocidad en pista. Yo sentía que la danza la pasaba a las motos, sentía que al volcar en una curva era como danzar arriba de la moto. En ese punto me sentía muy identificada», recuerda Masip sobre su cambio al deporte motor.

«Después de empezar a correr en autos en San Luis, vengo a Buenos Aires donde consigo un sponsor que lo tuve durante ocho años y corrí un montón con su apoyo, hasta que cambió el gobierno.  A todo esto se me da la posibilidad en Buenos Aires de tener mi propia moto. Me subo a la moto muy contenta  y cuando la estaba llevando al taller para que la revisen me accidente a 160 km/h contra un guarda raíl. Recuerdo que esperaba una explosión y que se terminara el juego. En eso que la moto venía rebotando en el guarda raíl conmigo arriba, me pega en la espalda y me tira al asfalto. La moto se fue abajo del guarda raíl y a mí me salvó porque me hizo ‘lijar el asfalto’. El accidente me dejó la cadera marcada, hematomas por todos lados y tres hemorragias internas», relató Natalia sobre lo sucedido hace tres años atrás.

Este accidente provocó que Masip tuviera miedo de acelerar todo tipo de vehículos y, cabe aclarar que además de autos y motos maneja aviones livianos, embarcaciones -es timonel de yates a vela y motor-, jet ski, cuatriciclos -incluso hace ochos en dos ruedas-, motocross, dragster y por si fuera poco también hizo windsurf y pesca embarcada.

«En la cama del hospital me dije digo ‘no puede ser, esto no puede quedar así’. Hasta ese momento no conocía a nadie del ambiente de las motos porque mi ambiente era todo de autos, me llamaron para probar autos de TC Mouras, TC Regional, Top Race, de todos lados. Pensé cómo hacía para meterme en ese ambiente de las motos que están diferente, como el agua y el aceite», detalló la puntana.

«Se me ocurrió buscar ‘campeones argentinos de motos’ en internet, me aparece en la categoría 600 Marcos  Gioiosa, entonces lo busco en Facebook y le escribo presentándome, para preguntarle si conocía alguna clínica de manejo para recomendarme porque había estado viendo unos videos de España y tenían eso pero en Argentina nunca había escuchado. Me responde contándome los Track Days que realiza Leo Chiara para empezar. Mi regreso arriba de la moto fue a no más de 80 km/ y con un medio terrible, temblaba! Entonces llamo a Marcos y le cuento lo que me pasaba, él me respondió que eso se llama DRS, que mirara tutoriales y que me quedara tranquila que ya se me iba a pasar».

«Después vuelvo a ir a una clínica de Leo, al que previamente le conté lo que me había pasado y que me costaba acelerar. Pero como soy perseverante insistí y con las vueltas empecé a recuperar la confianza y volver a entrar en ritmo. Luego de eso realizo un viaje a Ushuaia con mi pareja en RVM Tekken 250. Cuando vuelvo paso por Neuquén donde veo a Armando Colomo, quien me beca en su escuela y empiezo a tomar clases con el resto de los pilotos. Mejoré un montón, empiezo en las carreras de Neuquén subiendo al podio ya en mi primera competencia. A partir de ahí ya me sentía más segura, ya que después del accidente me había generado muchísima inseguridad», aseguró Natalia.

Los progresos de la piloto todo terreno le posibilitaron hacer sus primeras incursiones en el road race. «Un día Armando me cuenta que todos los años iban a hacer la cordillera y me propone correr a mí, yo sabía que corrían él, David Paredes, Martín Hessler, todos campeones argentinos. Acepté, el viaje fue una locura, 1000 kilómetros de paisajes impresionantes con 25 pilotos bordeando la cordillera. Un sueño».

Pese a tener que pasar por una operación de urgencia por un problema de salud ni bien regresó a Buenos Aires luego de la experiencia en Neuquén, Masip no tardó mucho en volver a subirse a la moto. «Me dan el alta, y a la semana me llaman de Santa Fé para invitarme a un test ride de Suzuki, voy con mi moto y cuando llego me filman un poco andando y me hacen una entrevista. En eso me acerco a Hugo Varela y le digo que iba a probar la otra moto después porque estaba recién operada, todavía tenía los puntos y me los sacaban la semana siguiente. Pegué una onda terrible con toda la gente de Suzuki, me invitaron al MotoGP, almorcé con los pilotos e hice el test ride y acepté, ahí empecé a entrenar nuevamente».

Luego de volver a la ‘normalidad’ Natalia fue invitada a participar del road race más famoso del mundo, el Tourist Trophy de la Isla de Man, con lo cual hasta su estilo de manejo tuvo que empezar a moldear nuevamente. «Empiezo a hablar con David Paredes y otro chico que me explicaban que no era lo mismo entrenar en un circuito para la Isla de Man que entrenar en la calle. Son dos cosas diferentes porque allá iba a correr en la calle y se maneja de otra manera porque hay paredones, precipicios y había que prepararse para esos factores sorpresas. A partir de ahí empezamos a hilar más fino por ese lado. Ahora ya estamos arriba de los 300 km/h en caminos complicados, ya estoy afilada».

Lamentablemente, debido a la pandemia por el brote de Coronavirus COVID-19, el tema de la Isla de Man quedó para el año que viene, «es una pena porque venía realizando muchos entrenamientos semanales y en montaña. Ahora todo esto me cortó porque a la montaña no puedo ir a entrenar», se resignó la piloto de San Luis.

En el proyecto de la Isla de Man, Natalia está ni más ni menos que con Walter Córdoba y David Paredes, los dos argentinos que se animaron a desafiar la carrera más extrema de velocidad en dos ruedas. «Si no se da el año que viene esperaré al otro, lo bueno que tengo edad para eso, hay pilotos de esa edad: 40, 42, 45 años que son jóvenes. Con mis 37 años sé que tengo todavía tiempo para ir. Mientras voy a hacer el Campeonato Bonaerense de Velocidad y el MV Sur de Armando Colomo«, agregó la piloto que asegura nunca haberse olvidado de acelerar.

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