Fuera de Fabrica

El arte de customizar

Publicado

el

Mauricio Holman es el responsable de MH Kustom Art, un pequeño taller de Olavarría que se dedica a personalizar y crear motos chopper al mejor estilo norteamericano.

Mauricio es un joven customizador de 28 años, durante el día trabaja en una fábrica como pintor y luego, cuando el tiempo se lo permite, hace trabajos de pintura para customizaciones. No solo atiende la parte estética, como la elección de colores y demás, sino que se ocupa de todo el proceso, cortar y soldar de manera completamente artesanal.

En esta oportunidad, nos abre las puertas de su taller para mostrarnos y contarnos cómo nació esta pasión y las raíces de su arte en movimiento.

¿Cuánto hace que haces customizaciones?

«Esto arrancó hace aproximadamente 10 u 11 años atrás, como en la mayoría, por una cuestión de hobbie. Siempre estuve ligado al automovilismo y también, paralelamente, estuve ligado a lo que es la pintura y demás. Siempre me llamó la atención ir incursionando un poquito más en cuanto a técnica, primero me volqué a la aerografía y después una cosa llevó a la otra, y ahora estamos un poquito más ligados a lo que es custom, que es lo que más me gusta».

«Como todo, fue un proceso de prueba y error, probar técnicas y si te gusta le sacas el jugo, sino probas otra cosa. Es como muy largo el camino hasta llegar realmente a lo que te llena, para poder hacerlo y progresar en ello».

¿Cuántas motos personalizaste hasta ahora?

«A mi me gusta arrancar los proyectos desde cero, lo radical digamos. Y hechas desde cero completamente llevamos unas siete motos aproximadamente, más otras que le hicimos algún trabajo de soldadura o pintura, etc. Pero cuesta que la gente se suelte para hacer algo distinto, más allá que esto va creciendo a pasos agigantados».

Si tuvieras que definir lo que haces ¿cómo es tu estilo de customización?

«Trato siempre de innovar con lo que mejor se pueda y siempre ofrecer algo distinto. Yo estoy en una ciudad donde esto es algo todavía muy nuevo, que no está muy asentado, entonces a veces jugás con esa incertidumbre de saber si lo que estás haciendo genera algo o queda en la nada. Ahí entra un poquito la famosa palabra ‘por amor al arte’. Más allá de poder ser un ingreso económico, primero y principal entra en juego lo que a uno lo moviliza, que en este caso es pintar, después lo demás viene de la mano como todo».

Si tuvieras que hacer un trabajo de customización básico, ¿cuánto tiempo le tenés que dedicar?

«A veces, en mi caso se complica por una cuestión de tiempo, pero yo trato de repartirme siempre lo mejor que puedo. Pero hablando de algo desde cero, que es como hice con mi propia moto, llevó tiempo por una cuestión lógica de ser la primera, estás con varias incógnitas de funcionamientos y demás. Habré estado aproximadamente tres o cuatro meses, pero después que ‘rompés el hielo’ ya cambia la cosa».

«Desde chico siempre tuve el afán del estilo chopper estadounidense, lo que me despertó esa pasión. En mi caso, las motos de juguetes americanas captaron mi atención, creo que son cosas del destino. Luego llegó a mi poder una revista americana muy vieja y ahí empezó todo. Inconscientemente te ponés a pensar que los ojos se te iban para lo que era la pintura de las chopper, algo que hoy por hoy ya es parte de uno y no lo cambio absolutamente por nada. Como cada cual tiene un estilo que lo identifica, en mi caso el tema del chopper está como muy arraigado».

¿Crees que la customización pueda tener un estilo más argentino?

«Ni hablar. Yo creo que cada cosa, más allá de la influencia en cuanto a lo cultural venga de Estados Unidos, cada uno tiene que ponerle su propio sello. Salvando las diferencias económicas que tenemos, yo creo que hoy por hoy el argentino tiene esa parte criolla de decir ‘lo hago con lo que tengo’ y hay motos que quedan espectaculares. En cuanto a lo que sería pintura, también».

«Particularmente, me voy instruyendo en lo que es el fileteado americano, pero he visto trabajos en motos con intervenciones de fileteado porteño y quedan espectaculares. Terminás identificando que esa moto es argentina. Cada moto tiene un sello particular que lo distingue y eso está bueno porque, más allá de todo, el argentino deja su sello».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil