Opinión

Lo esencial algunas veces no es visible.

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A veces no siempre la cosa viene bien, una frase de un gran amigo de años definía la situación en la previa del WSBK en San Juan muy gráficamente: «a veces la cuerda viene con m…. y la tenés que agarrar con los dientes». Poco refinada pero cierta. Tuve que arrancar el viaje solo, mi compañero me tiene que abandonar en las horas anteriores a mi partida. Mi Fiori ameritaba hace rato un mantenimiento: la correa de distribución ya tenía 100.000 km. y pedía el cambio. Cortando clavos y rezándole al flaco 1200 km. fui.

Es tan ancho nuestro país que me tocaron todos los climas durante mi viaje, arranqué a las 5 de la mañana de noche, nublado y con niebla hasta Chacabuco. Clareó desde allí hasta entrando Córdoba en donde una tormenta que me venía corriendo me alcanza llegando a Vicuña Mackenna donde me cubrí del granizo bajo un tinglado por una hora. Cuando el agua amainó volví a la ruta y entrando a San Luis volvió el sol hasta que cayó detrás de las montañas llegando a San Juan. Ya a la noche pude descansar en Albardón para arrancar lo que creía iba a ser una fiesta: la vuelta del WSBK en la Argentina.

Varios inconvenientes encontré para poder acceder al circuito. Además de no poder bajar la App de la organización para formalizar los lógicos protocolos Covid a cumplimentar, no contaba la comodidad de tener el estacionamiento de prensa reservado en el predio. Con la buena voluntad propia y de la organización, comprendiendo y teniendo paciencia estos lógicos inconvenientes fueron solucionados.

Era notable la poca gente asistente el Viernes en la previa. Esta característica se continuó en todo el fin de semana. También era notable la poca prensa especializada que hizo el viaje para cubrir el evento. Tratando de buscarle una explicación llego a la conclusión de tres cosas: la confirmación de la carrera se hizo casi un mes antes de la fecha, el Domingo era el Día de Madre y la última es que salimos de una cuarentena donde los Argentinos estamos tratando de recuperarnos, en muchos casos, de un largo período de inactividad comercial y laboral que nos encuentra con bolsillos flacos.

Poco color, poco glamour, poca fiesta era lo que noté. La zona del Paddock estaba muy poco poblada, las tribunas y gradas mostraban poca asistencia. Era un espectáculo triste afuera pero en pista la doble fecha brilló en acción y suspenso. De destacar la segunda carrera del Superbike del Domingo. Eso no cambió con respecto al 2019.

La sensación fue de mucha tristeza, la cosa cambió desde la última vez que la categoría vino al país, no me saludé con todos los amigos con los que siempre me encuentro en nuestras citas mundialistas que se dan aquí, no se dieron imágenes de color como para retratar la fiesta, no hubo noches de vino y asado para seguir hablando de motos y carreras. Un sabor amargo de boca me quedó y no había nada que me lo pudiera suavizar.

Estas reflexiones plasmadas en blanco y negro para que ud las pueda leer no son casualidad que lo pueda hacer a tantos días que los motores callaron. Es que me he dado cuenta de una cosa fundamental que acalla todo lo malo que ví en San Juan. ¿Sabés lo más importante que paso en Villicum?

La carrera se hizo, ¿qué más importante que eso? Después de dos años de espera, es un lujo.

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