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Opinión: ¿por qué siguió el show?

La trágica muerte de Jason Dupasquier desató variados comentarios. Sus colegas opinaron que estuvo mal seguir con el espectáculo. Mientras tanto, la familia suplica por algo de respeto.

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La pasión por el motociclismo se llevó una vida. Jason Dupasquier venía realizando sus mejores trabajos desde que se incorporó a las filas mundialistas. En poco más de una temporada, el suizo de 19 años se afianzó con la KTM del equipo CarXpert de Moto3 y, con 20 participaciones en Grandes Premios, ya tenía dos finales de Top10 en 2021 (fue décimo en Qatar y séptimo España). En la competencia de Mugello, había demostrado potencial en las tandas libres al terminar quinto en la sumatoria de tiempos y ganarse el pase directo a la Q2. 

Y pensar que solo faltaba una última vuelta en la clasificación definitiva. Vuelta que Jason abrió 20 segundos antes que cayera la bandera de cuadros, por lo que sería uno de los últimos en registrar su mejor tiempo. Como se debe, venía ‘a rebufo’ de otros pilotos con mayor experiencia, aprovechando ese hueco en el aire que dejan las motos cuando viajan a alta velocidad. Integraba un apretado pelotón por detrás de Dennis Foggia, Stefano Nepa, Sergio García y estaba por delante de Ayumu Sasaki y Jeremy Alcoba cuando el grupo encaró el tránsito por la curva 9, más conocida como ‘seconda Arrabbiatta’. Las ganas de darlo todo chocaron con la poca experiencia para ir a fondo en un circuito tan veloz como Mugello (no se corrió allí el año pasado) y lo que pudo ser una simple barrida del tren trasero al forzar el paso sobre el pianito desencadenó la tragedia. En medio de la caída su moto fue embestida por el japonés Ayumu Sasaki y su propia KTM lo arrastró a su vez en su alocada carrera, pasándole por encima. 

El resto de la historia es conocida. Luego de 30 minutos de atención en pista, fue trasladado en helicóptero hasta un centro asistencial en Florencia, donde luego de una prolongada intervención para eliminar un edema cerebral falleció casi 24 horas después, justo antes de iniciarse la competencia de Moto3. 

Sus colegas de Moto3 conocieron la trágica noticia una vez finalizada la competencia del domingo, mientras que el resto de los pilotos del Paddock quedaron consternados antes de subirse a sus máquinas. Desde la organización, convocaron a los pilotos de MotoGP para realizar un minuto de silencio antes de largar la última carrera del día. Se había cumplido con un homenaje hacia el piloto caído. Y aquí la gran pregunta: “¿Era necesario?”.

Llamó la atención en las publicaciones post carrera, que la mayoría de los pilotos coincidieran en la manera poco efectiva que se trató la situación. Desde las declaraciones más duras como las de Danilo Petrucci en el portal italiano Fanpage al expresar: “corrimos sobre la sangre de Dupasquier”, a las manifestaciones más cautas y en un marco de experiencia, como lo declarado por Rossi al enterarse el sábado de la gravedad del accidente: “¿qué sentido tiene seguir corriendo?”; pasando también por sentimientos personales como los de Aleix Espargaró y Marc Márquez al decir: “después de un minuto de silencio es difícil ponerte el casco para competir a 350 km/h” o “no fue la mejor manera de conseguir la concentración necesaria”. 

Muchos opinaron que la programación debió posponerse 24 horas, demostrando así un mayor respeto por el colega fallecido. “Fue pésima la gestión de la difusión de la ingrata noticia”, dijo Francesco Bagnaia, coincidiendo con varios (como Petrucci) al agregar “Jason era uno de los nuestros, y nosotros somos seres humanos, no somos robots”. 

¿Cancelar la programación? ¿Posponer el espectáculo 24 horas? ¿Qué mejor alternativa pudo implementarse? 

Desde aquí creemos que el sometimiento a lo mediático al que estamos expuestos fue contraproducente. ¿Qué diferencia había si se daba a conocer la muerte de Dupasquier antes del podio de MotoGP?, por ejemplo. La tragedia ya estaba consumada, el espectáculo hubiera seguido igual y el conocimiento público (y para sus colegas) hubiera llegado después de cumplir con su misión: sacarle el mejor provecho a una moto de carreras, a más de 350 km/h. 

Ahí estuvo la falla en anticipar el anuncio, en cubrir el Gran Premio con un manto de tragedia, pero sin apagar las luces. No pareció ser una decisión atinada. 

Por otro lado, no descubrimos nada si afirmamos que el lamentable accidente de Dupasquier incentivó a muchos medios (de acá y de todo el mundo) a dedicarle espacio al motociclismo. Es irónico ver cómo, en el mismo fin de semana que un piloto argentino obtuvo un resonante triunfo en el extranjero (con todo el sacrificio que ello implica), medios que habitualmente no hablan de motos hayan tocado el tema debido a la muerte del suizo en el GP de Italia. Y aquí, coincidimos también con la familia de Dupasquier cuando pide por las redes que eliminen los videos del accidente. Para nosotros, como para ellos, eso no es difundir una noticia… eso es morbo.

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