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Un Spa para el alma

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No tengo hijos, la vida no me bendijo con esta gracia. No sé que se sufre ver a un hijo enfermo, no quiero imaginarme lo que habrán pasado mis viejos cuando me lastimé mi ojo derecho ni lo que habrán pensado cuando les dijeron que no iba a ver más nada con ese ojo. Vos imaginate, padre, madre, si podés

Este Domingo 18 se celebra el Día del Niño, lo que era para mí ese día en el año, regalos, paseos, estar con Papá y Mamá en el Valiant 4 yendo a la Plaza Irlanda de Flores. Yo lo tenía todo. Tocaba el cielo con las manos.

Este Domingo, motero amigo, tenés la oportunidad única de no sólo hacer feliz a tus hijos, si la vida te bendijo, sino que también vas a poder hacerte un mimo al alma haciéndole llegar un regalo a otro hijo, el de ese padre o madre que sufre tanto como sufrieron los míos.

Hacete un mimo a vos mismo, es como ir a un Spa a hacerte masajes a un cuerpo que los ncecesita, pero en este caso el mimo es a tu alma. Vas a salir igual de feliz y relajado, con tu alma en paz, le dibujaste una sonrisa a ese pibe que lo necesita.

La !8a Caravana del Día del Niño es eso, un día de fiesta donde salen con una sonrisa un pibe y tu alma.

 

Venite. Ojo, es adictivo.

 

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Un curso de manejo para vos

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Fernando Rivera, referente del Kawa Club y cabeza visible de la Caravana del Día de Niño, consciente de una necesidad palpable entre los motociclistas, organiza para este Sábado 30 de Noviembre próximo un curso de manejo para motociclistas principiantes.

 

Charlamos con él y esto fue lo que le dijo a nuestra  cronista, Pato Gomez:

 

 

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Easy Writer

No hay 2 sin tres…

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Hace unos días me invitaron a probar una moto eléctrica de competición. Una “pura” de Cross o Enduro. Y dije “no, paso”.  ¿Estaré enfermo? ¿Será grave? Pero la realidad es que temí sentirme montando un camello

 

Ya un par de veces en mi vida había pasado por no quererme subir a una moto. La primera fue cuando me ofrecieron de probar un pequeño modelo de 110cc al que publicitariamente llamaron “la Trail Urbana”… Claro… yo la miré y pensé que para ella “el cordón de la vereda sería un enorme obstáculo”. Entonces dije “gracias, yo paso y así nunca probé la “POP”, una moto de 110cc con las prestaciones de “una 110cc” y la publicidad que intentaba hacernos creer que era la heredera de la Transalp. Y recuerdo que incluso en mi crítica aclaré que no la había probado no porque “yo no subiera a una moto de 110cc” (he usado hasta 48cc). Sino porque no me plegaba a una publicidad netamente engañosa… Y fue extraño. Ese producto duró muy poco en el mercado. Así que era evidente que mucha gente pensó como yo que nunca una moto de 110cc podía ser considerada una “Trail Urbana” en especial porque no tenía nada que hiciera pensar en ello más allá de una publicidad que lo aseguraba.

 

Luego, la segunda vez que dije “paso, no gracias”, fue en la ciudad de Córdoba. Un muy conocido piloto que ha competido muchos años en el IOMTT me ofreció que fuera a dar una vuelta en una VMax modificada. De por sí la VMax es petiza, gorda y muy pesada. Pero esa en especial era aún más pesada y más ancha. El agregado de un turbo, el intrincado pero hermoso juego de tubos para instalarlo y algunas cosas más que le hicieron. Me parecían dignos de por ejemplo probar su reacción en una autopista como la que va a Carlos Paz… Pero para ello yo debía salir desde un local ubicado en el centro de la ciudad, transitar por avenidas y “comerme” todo el tránsito de la hora de los Bancos… Había “demasiados semáforos en mi camino” y ello requería que no la acelerara… Me habían aclarado que en cuanto el turbo cargaba era incontrolable.

 

Pero aun así, en ese momento yo solo quería sentarme en esa VMax y sacarla a la vereda. Y en ese momento fue que descubrí que no podría conducirla. Me senté, hice el clásico movimiento que todos hacemos siempre para enderezarla y levantar la muleta… Y no se movió.

 

Parecía que estaba soldada al piso. De inmediato miré la muleta a ver si no tenía un tornillo que la fijara al suelo. Era bien conocida la trayectoria del anfitrión gastando bromas pesadas (como la vez que me alistaron una CBR600 de circuito, me la entregaron “lista para partir”… Pero me dejaron en el tanque solo combustible para 1.000 metros).

 

Así que sospechando otra de esas “bromas cordobesas”, le pedí que me la sacara a la vereda mientras yo buscaba mi casco… Tomó la moto, la sacó y la dejó delante de mí en la calle.  Ahora yo estaba seguro de que no había bromas. Me senté y moví mi pie hacia la muleta mientras la enderezaba… Pero nada nuevamente

Tuve que “hacer fuerza” mucho más allá de lo normal… Era muy petiza, muy gorda, la pierna quedaba muy alejada como apoyo… Y ese monstruo de caballos nunca comprobados, también tenía muchos kilos de más… Tampoco comprobados.

A la tercera la moto estuvo ya derecha. Antes de plegar la muleta decidí practicar un par de veces el enderezarla… Y me costó mucho. La bajaba y no podía volverla a enderezar. De pronto me miran y salen a ver cuál era mi problema… Y ya sabiendo que no había bromas dije “es muy pesada y no la puedo enderezar”. A lo cual me confirmaron que varios tuvieron el mismo problema.

 

En ese momento comencé a pensar en el recorrido hasta la autopista. En el caótico tráfico del mediodía en el centro de la ciudad, en los semáforos… Hasta en “la Cañada” pensé. Y encendí el motor y en lugar de tomar la calle, la metí derecho dentro del local (como precaución nunca plegué la muleta). Me había dado cuenta que mis rodillas tenían un límite. Y ese límite podía hacer que terminara apoyado en un semáforo contra un auto con una moto que no podía dominar “mientras estaba detenida”.

 

Esa fue mi segunda vez…

 

Y como dicen que “no hay 2 sin 3”, el otro día me ofrecieron que probara la VARG. La moto eléctrica de 80HP y apenas poco más de 110 Kilos.  Las miré. Vi la altura de su asiento, me di cuenta que era en altura similar a una KTM640 y en un momento junto a ella me di cuenta que la altura del asiento era más parecida a la 990Adv equipada con el LC8, que a la hermana menor monocilíndrica. Y en ese momento, haciendo gala de mi mejor forma de disimular probé su peso… inexistente. La tomé del manubrio y del asa trasero y era genial sostenerla… Y sin que los presentes se dieran cuenta le pedí a mis viejas rodillas que me mostraran cómo podría subirme.

 

Bueno, desde ese día no me hablo con una de mis rodillas. La muy desgraciada sencillamente dijo “yo hasta allí arriba no te mando” y me dejó sin apoyo… Nadie vio el extraño movimiento que hice… Y si alguien lo vio habrá pensado que estaba comprobando la compresión de la horquilla porque casi caí sobre el manubrio y me comporté como “probando cuanto prensa”…

 

Claro… en 2 meses cumplo 65 años… Ya no es lo mismo… Ya no soy “el pibe que con más de 55 llevaba a mi pareja a 110Kmh viajando por la RN-40 montados en una XT1200Z “SuperTénéré” equipada con todos los baúles llenos con las cosas que las mujeres llevan a esos viajes (o sea las 3 maletas con sus cosas y el bolsito sobretanque con las mías), rumbo a San Antonio de los Cobres sobre “ripio y serrucho” como si estuviéramos en una autopista…

Voy a tener que reconocer que algunas motos ya no son para mi… Me parece que el cómodo asiento de las cruiser (tengo aun una Virago y una VLX) deberá reemplazar la diversión de las maxi-trail.

Y estoy seguro que la voy a disfrutar… mientras esté en movimiento. Luego lo mejor sería detenerme cerca de un árbol, una pared o algo donde pueda apoyarla esperando que vengan a sostenerla mientras otros “me ayudan a descender”…

 

Y en se momento me di cuenta que existió otra oportunidad en la que no debía haber montado… Pero que lo hice y me arrepentí luego: En Giza monté un camello para recorrer el desierto por detrás de las pirámides… y lo sufrí como nunca había sufrido.

 

A ver…  seamos claros. ¿Hablamos de motos o de camellos? En realidad, amigo lector, hablamos de cosas que uno haya montado y luego se haya arrepentido o no haya podido controlar. Y me parece que un camello o un dromedario se encuadran exactamente igual que un alazán o un tordillo medio retobados. E incluso mientras usted está pensando en todas las cosas que montó en su vida y que no debería haberlo hecho… también piensa en las que hubiera querido montar y no pudo (o no lo dejaron).

 

Yo, por mi parte, me conformo con haber montado algunos vehículos muy potentes (702HP es mi récord sentado ante el volante de un Pagani con un AMG-V12), algunas motos muy bonitas y un camello con el que durante tres cuartos de hora estuve putéandolo en español… Y él solo entendía árabe.

 

Pero “lo eléctrico” tiene un nuevo y extraño sabor… Potencia sin sonido. Hace poco me senté en un Mustang MACH-E y tomé la ruta desde Buenos Aires hacia Córdoba. Mi idea era en un par de días viajar “totalmente en silencio” y debido a que uso mucho EVs ya me resulta algo normal no tener que hacer cambios ni tener sonido de motor… Y claro… El caballito en la trompa me invitaba a pisarlo. Y en el lugar ideal (aunque no correcto) hice lo que todos sabemos hacer… lo llevé hasta el límite.

 

Toda la vida, aceleraras lo que aceleraras… Una Juki de 48cc o una Hayabusa tienen sus propios desafíos. El sonido acompaña a la potencia. Ir “a fondo” en una Juki por una calle llena de pozos es mucho más peligroso que acelerar una R1 escuchando los escapes “TwoBrothers” de acero y titanio. Llegar al final del velocímetro en una ZX14 (ZZR1400) es tan placentero como hacerlo en una Rumi Formichino de 6.5HP y las velocidades iniciales no están muy lejanas (ambas parte desde cero Km por hora). Ahora… conducir una Renoleta 4S por caminos de ripio es mucho más peligroso y ruidoso “a 80” que viajar con mi pareja en la “SuperTénéré 1200” por la montaña a más de 120.

 

Y ahora… Una cross pura sangre eléctrica me deja junto a ella mientras con indiferencia me ignora… Se hace la bonita porque sabe que me dijeron que acelera como nadie. Tiene esa arrogancia que algunas motos eléctricas están demostrando de creerse más rabiosas que una buena 2T. Bueno… 0 a 100 en menos de 3 segundos les permite ponerse un poco arrogantes.

 

Así que Si me bajan las suspensiones o me ponen un banquito para subirme… La podré probar

Pero dicen que el problema de las motos eléctricas de alta performance es que una vez que las probás te comienza a gustar… Demasiado

 

¿Me estaré volviendo medio raro? ¿Me estaré convirtiendo en una de esas personas que olvidan años de amor a la que hemos montado toda la vida, para convertirnos en afiebrados por la velocidad en silencio? ¿Cómo explico ahora tantos años de escapes ruidosos? Yoshimura, Akrapovic, TwoBrothers y tantos otros por los que uno se desvivía hasta instalarlos. Vecinos que sabían que yo estaba llegando a mi casa 3 cuadras antes de doblar en la esquina…

 

¿Adónde ha ido a parar el rudo “motero” que cortaba los escapes con la amoladora, ponía una abrazadera y lo prolongaba “directo” hasta la cola? ¿Dónde iremos a parar si no podemos usar un “Cuatro a Uno”?

Eléctrica, silenciosa, liviana y con la aceleración de un jet de combate. Pero demasiado alta para mis viejas rodillas. Creo que la tercera es la vencida. Está bien, me rindo. No subiré y no probaré la VARG de StarkFuture. Pero les juro que durante años estuve esperando motos que tuvieran esta reacción, que estuvieran libres de vibraciones, que tuvieran todo lo que la VARG tiene…  Y ahora, que estoy ya medio viejo (¿medio?), pasado de peso y casi sin rodillas…  ¿Ahora aparecen?

 

Aunque…

¿Alguien tiene una de esas escaleritas de cocina para llegar a la alacena que me preste?

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«Pasión por el Legado», la nueva campaña de Benelli

En el marco del Benelli Week 2024, desarrollado en Mendoza, la marca italiana mostró aires renovados.

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la reconocida marca italiana de motocicletas representada de manera exclusiva en el país por el Grupo La Emilia, presentó en el marco de una nueva edición de su evento insignia “Benelli Week”, su nueva campaña: “Pasión por el legado”. De esta forma, reafirmó sus valores y su historia que han definido a la marca durante más de un siglo y que hoy la posiciona como líder dentro del segmento mide size. Esta iniciativa marca una nueva etapa para Benelli en la Argentina, con el foco puesto en sus pilares: trayectoria, diseño italiano, comunidad y, una apuesta que invita a compartir la pasión por rodar y vivir experiencias nuevas, con la confianza y el respaldo de una marca con trayectoria indiscutible.

 

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Pasión por el legado” destaca la conexión de Benelli con su tan característica comunidad de riders, seguidores y fanáticos; quienes representan el verdadero espíritu de la marca. Inspirada en la historia y tradición italiana, esta campaña rinde homenaje a todos aquellos que han sido parte del proyecto a lo largo de estos 110 años de historia. Para presentar la campaña y el espíritu benellista, se utilizó el mejor escenario que podía haber, el tradicional evento, favorito por los apasionados de la marca, el Benelli Week 2024. Durante el mismo, se hizo una puesta en escena en el Museo Posada Benelli ubicado en San Rafel (Mendoza), que invitó a los motociclistas a ser parte de esta aventura y recorrido por toda la historia de la marca; con una experiencia inmersiva que recreó los hitos más importantes de la historia italiana y su relación con cada modelo Benelli exhibido en el Museo desde 1925 hasta la actualidad, con la presentación de su último modelo la Leoncino 800 Trail. Más de 20 actores en escenas brindaron una experiencia única llena de emoción y pasión por las motos y la cultura italiana. 

 

El evento, que se llevó a cabo en San Rafael, del 15 al 18 de noviembre, reunió a más de 600 riders quienes disfrutaron de un fin de semana lleno de aventuras y novedades. “El Benelli Week 2024 se convirtió en el escenario ideal para reafirmar que Benelli es más que una marca; es una familia, un legado compartido por quienes sienten pasión por la libertad y las aventuras” expresó Carlos Fernández, Product Manager de Benelli en Argentina. “Hay un legado que nos une y una pasión que enciende a cada rider de la marca; Benelli es una familia que no para de crecer”. 

 

En esta nueva etapa, Benelli invita a todos los amantes de las dos ruedas a ser parte de un viaje único, guiado por la historia y la visión de un futuro lleno de aventura y pasión. El diseño y la emoción se vuelven legendarios a partir del desarrollo de modelos innovadores. Benelli, marca italiana con trayectoria de más de 110 años, ofrece a sus clientes potencia, elegancia y deportivas motos de larga trayectoria. Las mismas, son creadas para satisfacer las exigencias de cada piloto, incluso las de los más exigentes, y garantizar la máxima experiencia de conducción y confort.

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